lunes, 28 de marzo de 2016

Burkas afganos, de Shamsia Hassani

dedicado a la labor de Generando Igualdad

Fernando Vidal,
Twitter: @fervidal31


Hassani, Shamsia (2010) Burkas afganos. Graffiti. Kabul.

El primer graffiti que pintó Shamsia Hassani fue Burkas afganos, en 2010, en un muro de Kabul, como parte del ejercicio final de un taller que impartió el grupo activista Combat Communications. Desde el comienzo, el gran tema de Hassani ha sido la mujer oprimida. En esta obra nos muestra el tristemente conocido fenómeno del burka o burqa, también llamado burka afgano por haber sido lamentablemente típico de esa nación. Un grupo de seis mujeres viste dicha indumentaria, pero parece un grupo de condenadas, inmóviles, pegadas al suelo, enclaustradas en sus burkas y en sus casas. El fondo grisáceo oscuro intensifica la sensación carcelaria. Dos de ellas miran al cielo esperando algo, otras dos miran al suelo resignadas o dolientes y las otras dos miran al frente al espectador. En la cara se abre la celosía por la que la mujeres miran y que aquí tienen el aspecto de rejas de una prisión tal la que están cautivas. Los enrejados tienen formas expresivas, muy curvados hacia arriba o hacia abajo. Tras ellos, las mujeres siguen manifestando sus sentimientos.

Los cuerpos muestran un aspecto deshumanizado. Por un lado son dinámicos: delgados, estilizados, con hombros femeninos. Pero por otro lado, carecen de brazos, son mujeres amputadas, que carecen de manos para "hacer". Tienen forma de columnas o parecen mujeres atadas a una columna con los brazos retenidos atrás. Los pliegues verticales de los burkas enfatizan esa percepción de columnata. El grupo es dramático y deja sentir el dolor de la opresión. Conociendo la importancia  que para Hassani tienen los edificios de su ciudad también podríamos interpretar que las mujeres son inmuebles a los que la guerra ha echado encima el burka de la violencia: agujereado y roto por la metralla, desfigurado su rostro por los bombardeos, metidos para adentro y escondidos ante los atentados y bandas que patrullan atemorizando las calles.

Los burkas son del mismo color: el azul cielo cuya alegría contrasta con la vida sufriente de las mujeres que deben vestirlo. Las dos figuras de atrás son coloreadas con un azul algo más oscuro para darle profundidad al grupo. El color no es uniforme como suele serlo en los burkas afganos. Aquí, Hassani los pinta oscuros en su parte baja y alcanzan casi el blanco en la cabeza. Expresa una suerte de elevación: las mujeres apresadas están haciendo un esfuerzo por liberarse, se estiran para superar la dura condición. La cabeza ya aclarada parece tirar con su conciencia del resto del cuerpo.

A sus pies tenemos la parte más onírica del conjunto. Las mujeres no tienen brazos, no muestran curvas femeninas en pecho ni cintura y tampoco tienen piernas. Pero a cambio, en su base hay un vivaz movimiento de olas azules. Hassani quiere ver cómo el azul de los burkas se transforma en un río y oleaje que mueva a las mujeres más allá de donde se les orilla y limita. La fuerza de la corriente bajo las mujeres es intensa y quiere levantarlas más arriba. Es una corriente que podemos suponer que sube por su interior, baña y refresca sus cuerpos y renueva y llena de vida a las mujeres. Este primer graffiti de la joven artista y profesora Shamsia Hassani es una denuncia pero también un canto de esperanza que viene subiendo desde abajo y acabará por liberarlo todo. Es una marea que Hassani quiere que comience y no cese hasta llegar a la liberación integral de la mujer de toda violencia en Afganistán y en todo el planeta. Generando Igualdad.

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