Fernando Vidal
Twitter: @fervidal31
Mach, David (2011) Adam and Eve. Collage. Edimburgo: Precious Light Exhibition.
Este cuadro de David Mach pertenece a una gran obra de 70 piezas titulada Precious Light, que vio la luz en 2011 en Escocia para celebrar el 400º aniversario de la King Jacob Bible. Esta es una de las composiciones iniciales de la exposición y en este collage el autor ilustra el relato de la Creación en que Adán y Eva recorren el Paraíso.
El collage presenta un espacio dividido en dos partes, tierra y cosmos. El amanecer
del cosmos que comienza deja paso a una Tierra desbordante de vida. En el medio,
las dos figuras humanas brillan como centro del universo: la silueta circular
de la composición acentúa la idea de mapa del mundo con el hombre en su punto
medio. Sus colores dorados le asocian al Sol (Dios), de quien son hijos.
El
escenario de fondo deja reconocer fácilmente la bahía de Sidney (el puente y la
Opera House) sobre la que sobrevuelan aves marinas y en cuyas orillas descansan
los flamencos y otras aves zancudas. Sobre la ladera montañosa que parece
presentar el cuadro sobrevuelan otras aves pero de parajes muy lejanos al
australiano: frailecillos, típicos del Norte de las tierras escocesas de donde
es el autor.
El
fragmento de vida sobre el que el autor nos hace fijar la mirada está
abarrotado masivamente de seres vivos de los cinco continentes: tucanes
americanos, un tigre asiático, leopardos africanos o un venado europeo. Las flores
brotan por doquier rodeadas por mariposas, aves coloridas vuelan en todo lugar
y cocodrilos o roedores se asoman bajo las anchas hojas de las plantas. Un
fuerte manantial suelta su chorro en medio de la ladera El aspecto tropical de
este bosque no hace sino redundar en la explosión de vida que se pone al
cuidado de la humanidad representada en los primeros padres. Éstos están
extasiados contemplando la abigarrada multiplicidad de vida. Está tan mezcladas
y superpuestas las imágenes que uno se forma la idea de que constituyen un único
cuerpo, una bomba en su primer instante de estallido. No obstante, la visión
está equilibrada por la otra mitad del círculo –que es planeta y cosmos a la
vez que ojo y huevo de la Creación tal como la concibieron los egipcios-.
Adán y Eva actúan como recién llegados señalando una novedad tras otra. Sus brazos en alto expresan asombro y alegría. Eva se adelanta en su exploración y toma en su mano izquierda una manzana amarilla. Mientras, Adán está plantado en un lugar posando un ave precisamente del paraíso también en su mano izquierda. El sexo de Eva es ambiguo.
Detrás de Adán y Eva se eleva un árbol que bien pudiera ser el Árbol de la
Vida. La serpiente cuelga de una rama en la parte inferior izquierda del cuadro
(desde la perspectiva de Adán y Eva, no desde la del espectador), ante la
mirada asustada de un cervatillo que inocente está en la parte inferior
derecha. Esa distribución izquierda/derecha puede no ser casual.
El
cuadro tiene dos ejes. El primer eje es el del horizonte, paralelo al puente,
que divide la composición exactamente por la mitad. El puente de la bahía de
Sidney representa el encuentro y relación entre Dios y humanidad, que se
convierte en el nuevo horizonte del universo. Esa línea horizontal está cruzada
justo en su mitad por la línea vertical de la composición que une el Sol-Dios,
con el árbol de la vida y con los humanos en el centro. Si seguimos ese eje
vertical, abajo se divide en dos formando un triángulo: en la parte superior están
Adán y Eva, el vértice izquierdo es la serpiente (el Mal) y el vértice derecho
es el cervatillo. Es decir, que Dios (el Sol) ha creado el Jardín de la Vida (el
Árbol de la Vida) y al hombre, quien se va a encontrar ante un dilema entre la
inocencia (el cervatillo) y la traición (la serpiente).
Mach
se pregunta cómo ha podido meterse él en la empresa de reimaginar de nuevo la
Creación, después de que cientos de artistas lo hayan hecho ya dando a luz
obras maestras. En sus propias palabras, “Te dices, ‘¿por qué diablos
estás haciendo esto? Ha sido hecho 20 o 30 veces mejor de cómo lo estás
haciendo’. El pathos no es algo de lo que se hable en el arte contemporáneo.
Pero una figura sacra está hecha con emoción y drama” (Rees, 2011). En efecto,
Mach ha querido dejar atrás el tabú del arte religioso en el arte contemporáneo,
desobedecer la ley de silencio extendida por la corrección cultural sobre estos
temas. Y lo hace con la legitimidad de ser una persona sin creencias religiosas
aunque ligado a lo cristiano a través de sus padres, su infancia y su educación
en Escocia en una familia de ascendentes polacos.
La composición de Mach
combina el entusiasmo desordenado y explosivo de la Creación con el orden que
establecen con claridad los ejes (`puente y
Sol-Árbol-humanos-cervatillo/serpiente). Forman un interesante equilibrio de
desorden y orden que da paz (que es el signo que forman ambos ejes). El cuadro
es alegre y la técnica naive del collage proporciona la ingenuidad y sencillez
que vive el momento. La obra es un acierto por la emoción que transmite con inmediatez
y el relato que representa visualmente con nitidez.
Referencias
- Web personal. www.davidmach.com
- Rees, Jasper (2011) David Mach: Why I turned the
Crucifixion into coat hangers. The
Telegraph (January 11, 2011). http://www.telegraph.co.uk/culture/art/art-features/8252250/David-Mach-Why-I-turned-the-Crucifixion-into-coat-hangers.html
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