lunes, 28 de marzo de 2016

El cambio inculturado de Shamsia Hassini

Fernando Vidal
Twitter: @fervidal31


Hassini, Shamsia (2013) Afghan woman. Graffiti. Kabul.

La representación de la mujer ha ido evolucionando en la obra pública de Shamsia Hassani. Si bien las primeras mujeres vestían de burka afgano completo, progresivamente la mujer muestra su rostro y la artista hace una propuesta de cambio cultural bastanet explícita. En esta obra -realizada poco antes de que ella organizara en Diciembre de 2013 el Primer festival Nacional de Grafitti en Kabul- se muestra la idea.

En este muro nos encontramos un mural dividido en dos partes. Al fondo aún solamente esbozado, varias mujeres con burka afgano forman un grupo. Más cerca al fotógrafo tenemos otra figura femenina evolucionada. Viste pañoleta blanca y u vestido tradicional afgano de cuerpo, en color azul o añil. Un primer mensaje procede de lo que ocurre en la imagen: la mujer tiene sus dos manos ante su cara: la izquierda paralela a su frente y la derecha paralela a su boca. Ambas están unidas por unas cuerdas, cables o barras que forman una reja ante su rostro, remanente del burka. Tras ellas, un rostro naive de ojos cerrados y largas pestañas, sin nariz indicada ni trazo de la boca. Es una cara idealizada, muy femenina, sin boca ni voz. Si las líneas negras entre ambas manos estuvieran formando una reja, trendríamos ante nosotros una prisionera de conciencia: la mujer, oprimida, no puede ser libre ni expresarse. Si fuera algún tipo de cuerdas de un instrumento musical -como si la mujer estuviera formando una lira con sus manos-, estaríamos ante una boca ampliada, la voz objetivada y emancipada de la mujer. Creemos más probable la primea hipótesis. Hassani estaría diciendo que la liberación de la mujer está en sus propias manos, que tiene que romper las rejas que la aprisionan; que tiene que abrir los ojos y mirar más allá de las rejas o celosías que la tapan.

Pero además tenemos el pañuelo blanco que tapa el pelo y cuello de la mujer, formando un contorno para su faz. El pañuelo está transformado. Una parte del pañuelo se ha convertido en un ojo, forma un pez con un enorme ojo. Ese ojo emancipado es parte del pañuelo que hace a la mujer capaz de ver con un tercer ojo, que -en este mural- sería la propia cultura. El pañuelo musulmán -que no es coránico sino un componente cultural de las sociedades islámicas- permite a esta mujer ver más allá de donde está retenida. Hassani parece destinar un mensaje a los propios rigoristas del Islam: la tradición islámica puede ser liberadora y la artista la llama a ejercer esa función liberadora de la opresión contra las mujeres. La parte inferior del pañuelo se despliega exageradamente y parece formar un nuevo vestido de amplio vuelo. También podría ser una extensa cola del ojo-pez, que gana en fuerza y autonomía.

En síntesis, Hassani tiene un doble mensaje político-cultural: la mujer debe romper las rejas opresoras que ella misma mantiene con sus propias manos y la tradición islámica puede ejercer un papel crítico y liberador que impulse en esa dirección, contra el totalitarismo. En la fotografía, Hassani, con pañuelo islámico cubriendo su cabeza parece estar pintando su autorretrato. Apuesta por un cambio inculturado: una conciencia clarividente desde lo más auténtico de la propia tradición.



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