sábado, 2 de abril de 2016

La basura como violencia

Fernando Vidal
Twitter @fervidal31

Los servicios de recogida de basura de Nápoles están controlados por la Mafia y cuando se quiso acabar con ese monopolio en 2004, la Mafia empleó la basura como violencia. No es algo inusual: la basura suele ser un acto de violencia y, generalmente, de autoviolencia de una comunidad contra sí misma.

El movimiento social de liberación de la Mafia estuvo detrás del intento de que las autoridades de la ciudad acabaran con ese sistema mafioso y regeneraran el servicio municipal de recogida de residuos. Pero los intentos han sido vanos. La desactualización del servicio es tal que no se han creado suficientes vertederos e industrias para tratar tantos residuos y cualquier intento es ahogado por los mecanismos violentos de la mafia. La descoordinación o incluso obstaculización entre las autoridades nacionales y locales, junto con la incompetencia del sistema público italiano, ha provocado el fracaso de los distintos intentos de solucionar un problema que se fue convirtiendo en crucial en la agenda política. Laura Lucchini escribía en enero de 2008 que “La incapacidad de la política de crear instalaciones suficientes para la gestión de la basura es debida también, según muchos analistas, a los intereses en el sector de la mafia local, la Camorra, que gestionaría vertederos ilegales, muy activos y rentables gracias a la escasez de basureros legales”.

Incapaces de gestionar los residuos, la Administración ha contratado desde 1994 el tratamiento de las 2.000 toneladas que Nápoles produce diariamente, en países como Alemania y Suiza. El gasto público se ha elevado hasta superar de 1994 a 2011 los 2.000 millones de euros.

Los intentos más intensos para poner fin a la situación se produjeron a partir de 2007, pero fueron saboteados por la mafia. Entre enero y junio de 2008 la mafia colapsó el sistema público de recogidas de basura persiguiendo a los camiones

La situación de lucha de políticos entre sí y contra la Camorra provoca progresivamente la ira de los ciudadanos, que son los que más sufren las consecuencias. Se sienten abandonados. Aquellos que pueden vivir en las urbanizaciones adineradas, con servicios privados de recogida de basura –con relaciones todavía no aclaradas con la propia mafia- están lejos de las incomodidades y problemas de la ciudad. Además los ciudadanos se saben amenazados por los peligros de la basura: desde 1990, el cáncer se ha elevado en un 20% en la zona, directamente provocado por los gases nocivos de la basura y todos los problemas de higiene que conllevan, envenenando el ciclo agrícola y de aguas y favoreciendo las plagas de insectos y roedores. Se añade a esto el sentimiento popular de agravio de estar recibiendo perversamente la basura de las regiones ricas del Norte de Italia, con las que mantienen una tensa relación

En enero y mayo de 2008 una revuelta popular arrojó contenedores de basura instigada por la mafia, que organizó “grupos de guerrilla urbana que subidos en las inevitables vespinos, lanzaron piedras contra los bomberos y la policía.” (Mora, 2008).

En junio de 2011 hubo el enésimo brote de violencia provocado por la Camorra. Durante la noche de San Juan, hubo una campaña de sabotaje que volcó dos mil toneladas de basura por las calles. Las crónicas describen una ciudad sumida en el caos: “Hay unas 2.000 toneladas de inmundicia en las calles, esta noche ha habido incendios por toda la ciudad, y el centro histórico lleva tres días sufriendo la guerrilla organizada por los jóvenes cachorros que el Sistema reparte por el territorio en motos que nadie es capaz de frenar… El calor aprieta, un líquido blanco supura de las bolsas, las miasmas de los incendios afectan a los pulmones y según ha dicho el alcalde, Luigi de Magistris, si el ciclo no se normaliza hay riesgo de tifus y cólera… En la periferia de Chiaia, Ponticelli o Pozzuoli (el pueblo de Sofia Loren), la situación es desesperada.”

Ahora propondría que lleváramos nuestra mirada a los slums del Sur del mundo y a los barrios pobres del rico Occidente, donde la basura tiene tomados grandes espacios, se extiende por las calles y es arrojada por los propios vecinos a pocos metros de su casa. Hay desatención de la Administración, hay irresponsabilidad comunitaria. La basura es usada como un modo de violencia y la violencia de la exclusión tan interiorizada dentro de las personas, al final acaba saliendo también a través de la violencia de la basura como una forma de autolesión comunitaria.

Referencias:
  •  Il Mattino (2008) Rifiuti, Berlusconi pronto al decreto Napolitano. Il Mattino (24 de junio de 2011).
  • Lucchini, Laura (2008) Arde Nápoles bajo montañas de basura. El País (4 de enero de 2008).
  • Mora, Miguel (2008) Nápoles se hunde en la basura y el caos. El País (19 de mayo de 2008).
  • El País (2011) La Camorra inunda Nápoles de basura para recibir al alcalde. El País (24 de junio de 2011).



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