Fernando Vidal
Twitter @fervidal31
Los servicios de recogida de basura de Nápoles están controlados por la Mafia y cuando se quiso acabar con ese monopolio en 2004, la Mafia empleó la basura como violencia. No es algo inusual: la basura suele ser un acto de violencia y, generalmente, de autoviolencia de una comunidad contra sí misma.
El
movimiento social de liberación de la Mafia estuvo detrás del intento de que
las autoridades de la ciudad acabaran con ese sistema mafioso y regeneraran el
servicio municipal de recogida de residuos. Pero los intentos han sido vanos.
La desactualización del servicio es tal que no se han creado suficientes
vertederos e industrias para tratar tantos residuos y cualquier intento es
ahogado por los mecanismos violentos de la mafia. La descoordinación o incluso
obstaculización entre las autoridades nacionales y locales, junto con la
incompetencia del sistema público italiano, ha provocado el fracaso de los
distintos intentos de solucionar un problema que se fue convirtiendo en crucial
en la agenda política. Laura Lucchini escribía en enero de 2008 que “La incapacidad
de la política de crear instalaciones suficientes para la gestión de la basura
es debida también, según muchos analistas, a los intereses en el sector de la
mafia local, la Camorra, que gestionaría vertederos ilegales, muy activos y
rentables gracias a la escasez de basureros legales”.
Incapaces
de gestionar los residuos, la Administración ha contratado desde 1994 el
tratamiento de las 2.000 toneladas que Nápoles produce diariamente, en países
como Alemania y Suiza. El gasto público se ha elevado hasta superar de 1994 a
2011 los 2.000 millones de euros.
Los
intentos más intensos para poner fin a la situación se produjeron a partir de
2007, pero fueron saboteados por la mafia. Entre enero y junio de 2008 la mafia
colapsó el sistema público de recogidas de basura persiguiendo a los camiones
La
situación de lucha de políticos entre sí y contra la Camorra provoca
progresivamente la ira de los ciudadanos, que son los que más sufren las
consecuencias. Se sienten abandonados. Aquellos que pueden vivir en las
urbanizaciones adineradas, con servicios privados de recogida de basura –con
relaciones todavía no aclaradas con la propia mafia- están lejos de las
incomodidades y problemas de la ciudad. Además los ciudadanos se saben
amenazados por los peligros de la basura: desde 1990, el cáncer se ha elevado
en un 20% en la zona, directamente provocado por los gases nocivos de la basura
y todos los problemas de higiene que conllevan, envenenando el ciclo agrícola y
de aguas y favoreciendo las plagas de insectos y roedores. Se añade a esto el
sentimiento popular de agravio de estar recibiendo perversamente la basura de
las regiones ricas del Norte de Italia, con las que mantienen una tensa
relación
En
enero y mayo de 2008 una revuelta popular arrojó contenedores de basura
instigada por la mafia, que organizó “grupos de guerrilla urbana que subidos en
las inevitables vespinos, lanzaron piedras contra los bomberos y la policía.”
(Mora, 2008).
En
junio de 2011 hubo el enésimo brote de violencia provocado por la Camorra.
Durante la noche de San Juan, hubo una campaña de sabotaje que volcó dos mil
toneladas de basura por las calles. Las crónicas describen una ciudad sumida en
el caos: “Hay unas 2.000 toneladas de inmundicia en las calles, esta noche ha
habido incendios por toda la ciudad, y el centro histórico lleva tres días
sufriendo la guerrilla organizada por los jóvenes cachorros que el Sistema
reparte por el territorio en motos que nadie es capaz de frenar… El calor
aprieta, un líquido blanco supura de las bolsas, las miasmas de los incendios
afectan a los pulmones y según ha dicho el alcalde, Luigi de Magistris, si el
ciclo no se normaliza hay riesgo de tifus y cólera… En la periferia de Chiaia,
Ponticelli o Pozzuoli (el pueblo de Sofia Loren), la situación es desesperada.”
Ahora
propondría que lleváramos nuestra mirada a los slums del Sur del mundo y a los
barrios pobres del rico Occidente, donde la basura tiene tomados grandes
espacios, se extiende por las calles y es arrojada por los propios vecinos a
pocos metros de su casa. Hay desatención de la Administración, hay
irresponsabilidad comunitaria. La basura es usada como un modo de violencia y
la violencia de la exclusión tan interiorizada dentro de las personas, al final
acaba saliendo también a través de la violencia de la basura como una forma de
autolesión comunitaria.
Referencias:
- Il Mattino (2008) Rifiuti, Berlusconi pronto al decreto Napolitano. Il Mattino (24 de junio de 2011).
- Lucchini, Laura (2008) Arde Nápoles bajo montañas de basura. El País (4 de enero de 2008).
- Mora, Miguel (2008) Nápoles se hunde en la basura y el caos. El País (19 de mayo de 2008).
- El País (2011) La Camorra inunda Nápoles de basura para recibir al alcalde. El País (24 de junio de 2011).
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